Burocracia y vacaciones

La burocracia francesa es mil veces peor que la española. Y cómo hoy me he acordado de ella voy a quejarme un rato.

Entre los millones de papeles que me pidieron para entrar en la residencia el más surrealista fue la partida de nacimiento bilingüe. Esto demuestra que los franceses son tontos y desconfiados: ¿por qué quieres que te demuestre que existo si me estás viendo? ¿necesitas además que te lo demuestre en francés por si me da por engañarte?

Cada vez que te hacen firmar papeles para un contrato del tipo que sea tienes que escribir al lado de tu firma que lo has leído y que estás de acuerdo, además parecen no conocer el papel de calco por lo que si un contrato tiene tres copias tienes que escribir la tontería y firmar en las tres.

Esta obsesión malsana que se traen con el papeleo acarrea paradojas, la más remarcable: en la residencia te piden una cuenta de banco francesa y en el banco te piden una dirección francesa para abrirte una cuenta. Enserio, con lo “listos” que son, ¿no se han dado cuenta de que algo falla? Yo creo que no solo se han dado cuenta sino que es una forma más de las muchas que tienen de decirte que aquí eres un extranjero, que el parisino nace, en ningún caso se hace (bueno, a lo mejor si tienes mucha pasta hacemos una excepción, como con todo).

La última paradoja que he tenido el honor de experimentar: recibí una carta del banco diciéndome que podía recoger la tarjeta (yo no digo nada, pero en España te la mandan por correo, serán cabrones, pero no te hacen andar). Voy a recoger mi tarjeta y me dicen que no está que debe de haber algún problema, que hable con mi consejero (porque aquí cada cliente tiene un consejero, sera para que le pongas cara al fraude). Hablo con mi consejero y me dice que el documento sobre mi dirección de residencia no ha sido aprobado por la comisión encargada de validar mi dosier y que tienen que mandarme una carta con acuse de recibo para demostrar que realmente vivo allí. Todo esto me lo dice mientras yo tengo en la mano la carta que ellos me han mandado a mi residencia y digo yo, ¿cómo puedo tener esa carta si realmente no vivo en la residencia?

¿Quién soy? ¿Dónde vivo? ¿Qué queréis de mí gabachos? Puro existencialismo.

La carta llegó hoy y ya la firmé. Me pregunto cual será el siguiente episodio de esta epopeya o si por fin recibiré mi tarjeta mágica de banco francés. Yo solo digo que en España seremos un desastre pero por lo menos en los bancos te lo ponen más facil. Ya que van a hacer lo que les de la gana con tu dinero por lo menos que te faciliten un poco las cosas.

Cambiando de tema. Esta semana son mis vacaciones de aquí y aprovechando que no tengo clase y que tampoco tengo amigos (Elena se ha ido a España, no es que sea una apestada social) voy a usar la semana para ponerme al día y preparar todos los: trabajos, fichas de lectura, exposiciones orales, exámenes, redacciones… Mamá, se que piensas que aquí todo es una fiesta (que mas quisiera yo) y que te alegras de leer esto.

Así que esta semana voy a pasar (aún más) del blog. Pero todo será mucho más intenso en marzo cuando vuelva Elena, yo enloquezca con las clases, llegue el calor y empecemos a hacer todas las cosas que queremos hacer.

Os dejo una foto del actual estado de la pared de mi cuarto, para los que me decíais por Skype que qué pared blanca más sosa. Irá evolucionando con el tiempo en función de las revistas gratuitas de los cines.

De guerra y cine

Hoy ha sido un día de cine y estudio.

Después de comer he visto El resplandor. Mi madre llevaba mucho tiempo diciéndome que la viese pero yo como me conozco y sé que soy muy cagueta no me atrevía. Y la verdad es que no me ha dado miedo (ya veremos como duermo esta noche) a pesar de tener todos los ingredientes para acojonar al más templado: niñas pequeñas siniestras, viejas putrefactas y sangre como para llenar una piscina olímpica.

Lo cierto es que es muy buena, sobre todo me ha llamado la atención la banda sonora, está claro que en una película de terror es fundamental.

Para seguir con cosas que dan mal rollo. Estuve viendo el Días de Cine de la semana pasada que tenía como hilo conductor la Primera Guerra Mundial (por la última película de Steven Spielberg) y me acordé de un fragmento de una película que nos pusieron el otro día en clase. Es sobre la primera guerra mundial y está hecha poco tiempo después de que terminase. La cosa es que utilizaron en la escena heridos reales en la guerra, los llamados gueules cassées (no lo busquéis en google que yo lo hice y es horrible, aunque seguramente os pueda el morbo y lo acabéis buscando, o basta que diga que no lo hagáis para que os entre la curiosidad). Resumiendo que ninguna película sobre la guerra me ha puesto tanto los pelos de punta como ese fragmento. Ningún efecto especial puede superar a la vida real.

La verdad es que me pareció bien que lo pusiese. No se puede hablar de la guerra solo con cifras y fechas, hay que ser capaz de reflexionar y enfrentarse a lo que el ser humano es capaz de hacer, aunque no sea para nada agradable.

Os dejo el video por si os va la marcha. La peli es J’accuse ! de Abel Gance.

Pero no todo son cosas horribles y crueles. Dentro de un ratito empiezan los goya y si mi conexión de internet se apiada de mí podré verlos en directo. Así que me voy a hacer la cena y os dejo con una foto de Luis Tosar. ¿Por qué? Porque me da la gana y porque aunque seguramente este año no gane el goya para mí siempre es el mejor del mundo mundial (así de imparcial soy yo).

Pixelada

Esta mañana hemos ido a ver la exposición de Doisneau (se lee Duano).

La verdad es que me ha decepcionado un poco. Si conoces al fotógrafo esperas encontrarte alguna de estas fotos.

Pero no estaban ni estas ni ninguna otra que a mí me sonase o pudiese identificar como suya. Me fastidia por que es uno de los pocos fotógrafos que me gustan y el comisario de la exposición parecía haber elegido y colocado las fotos sin criterio: ni cronológico, ni por temas, ni por blanco y negro o color…

Resumen: no me ha gustado. Me quedo con esta frase del propio Robert Doisneau: “París es un teatro en el que se paga asiento con el tiempo perdido»Y es que cuando estás aquí te das cuenta de que el precio que hay que pagar por estar en una ciudad tan llena de posibilidades es el tiempo que te lleva aprovechar cualquiera de ellas.

Cambiando de tema, todavía hoy se nota que el martes fue San Valentín. Los supermercados rebosan flores que no consiguieron vender el 14 de febrero y las tiendas en general están llenas de cosas inútiles con forma de corazón. Tanto es así que hoy he querido comprarme unas fresas y solo he encontrado estas.

Los franceses que les pongan el embalaje que quieran, que las fresas seguirán siendo de Huelva.

Por último una foto que me pasó mi padre para que viese cómo (de pixelada) me veía por Skype.

Supongo que es por culpa de la mierdi-conexión wifi de la residencia. En cualquier caso la verdad es que esta semana he estado un poco pixelada, esta ciudad es agotadora. Pero ya descansaré cuando vuelva a España, además, parece que ya está empezando a hacer mejor tiempo.

Vélib’

Este fin de semana ha sido resumiendo: bicis, fiesta, frío.

El sábado por la mañana el profesor de una de las asignaturas, que básicamente trata sobre los medios de transporte de personas, mercancías… nos citó a toda la clase para dar un paseo en bici por la zona oeste, al lado del río.

Se suponía que debía de servir para ver en primera persona la gran confluencia de medios de transporte que hay en París y poder reflexionar sobre ello. Personalmente me sirvió para pasar mucho frío y perder una mañana. Unas fotos o un video habrían sido igual de ilustrativas, pero claro, un paseo en bici es mucho más bohemio-alternativo-guay-ohlala.

Pero no dejé que el «paseito» me estropease el día porque por la noche habíamos quedado para pasar más frío pero esta vez de fiesta. Conclusión de la primera noche de fiesta en París: hay que conocer gente para conocer sitios para no hacer el primo.

Estuvimos con varios amigos de amigos, erasmus desconocidos, etc Lo cual está genial, ya es hora de empezar a conocer gente, sobre todo gente no española. Fuimos a un bar que se llama Le Tigre.

Fuimos basicamente porque yo había visto una foto del cantante de Franz Ferdinand en ese bar y me entró la locura máxima de fana histérica. El sitio era un nido de pijos-alternativos, de esos que se visten como pobres con ropa de Dolce&Gabbana, o como aquí les llaman (y no es coña) bobos que viene de bourgeois-bohèmes.

La decoración rollo cabaret vintage con mucho terciopelo, sillones y espejos. Y el ambiente y la música un poco como la del Potemkin solo que en vez de costar un euro el botellín de tercio costaba 8€ el de cuarto (evidentemente no bebimos nada).

Elena se vino a dormir a la resi para que ninguna tuviese que volver sola a casa y esta mañana hemos desayunado crepes con nutella.

Y para aprovechar el ticket de las bicis hemos ido a dar una vuelta por la ciudad universitaria. Es un sitio muy chulo, como los campus de las pelis americanas, seguro que volveremos.

¡Paquete!

 

Esta mañana me llegó por fin el paquete de mi madre, me lo mandó hace 8 días.

De las 21 cosas que ha conseguido meter jugando un poco al tetris destaco: el lomo y el chorizo, la cafetera (por fin voy a poder desayunar dignamente), cubiertos varios, un eyeliner chulísimo y una cosa de nombre desconocido que sirve para colgar cosas sin dejar marca, así que podré decorar un poco las paredes blancas gigantes de mi cuarto.

Por cierto, las tres bolsitas que están arriba a la derecha son especias (malpensados) aunque se asemejen sospechosamente a un alijo de marihuana.

 

Cumpleaños entre otakus

Ayer nevó. Estuvo bien porque hacía menos frío y la ciudad estaba muy bonita, aunque casi me mato-caigo unas mil veces.

Pasé el día en el Salón del Manga de París.

No es que os haya estado ocultando todos estos años que me mola ese rollo, es que Elena quería ir y yo sentía curiosidad por ver si los frikis son tan frikis como me los imaginaba.

Para no ir con una ignorancia total unos días antes estuve viendo unos capítulos de Death Note, una serie anime sobre un chico que encuentra un cuaderno con el que puede matar a la gente y se propone limpiar el mundo de malosos. La verdad es que las historias están bien, entiendo que la gente se enganche.

Una de las cosas que me llamo la atención fueron las fotos de los chicos y chicas de moda en japón: calendarios, abanicos, cromos, pegatinas… Os dejo una foto de los Back Streets Boys o los Justin Bieber japoneses, vamos, lo que lo está petando entre las quinceañeras niponas.

Lo más divertido de todo fue el concurso de cosplay (traducción: concurso de disfraces frikis). Grabé muchos videos así que ya montaré algo.

Elena me regaló un libro sobre François Truffaut, una pasada, es uno de mis directores preferidos y hoy hace ochenta años que nació, por eso google le ha dedicado el día haciendo un homenaje a sus películas más famosas.

Por la noche cenamos en un japonés y nos tomamos una cerveza en un australiano. Ambos están cerca de casa y fueron grandes descubrimientos.

Gracias a todos los que me felicitasteis. Sé que me habéis mandado algunas cartas/paquetes pero todavía no han llegado, cuando los tenga os lo diré. =)

Frío

Dice Bea que hace días que no actualizo y tiene razón, pero es que ha hecho tanto frío estos días (y lo que nos queda) que he limitado mis salidas todo lo que he podido.

Me hace gracia cuando comentáis por twitter lo de la ola de frío porque aquí estamos el doble de congelados y nadie dice nada, será la costumbre.

 

El jueves fuimos al Louvre pero en realidad no lo vimos porque Lucas quería ver la Gioconda y nos unimos a las hordas de turistas aborregados que buscaban desesperados la manera más rápida de llegar al cuadro antes de que los rebaños de japoneses se les adelantasen.

Si yo no digo que la Gioconda no sea un cuadro increíble y que si estás dos días en París no los vas a pasar solo en el Louvre, pero a lo mejor merece la pena mirar algo más que los puntos señalados en el mapa en vez de darte de codazos con los japos para sacarle una foto a un cuadro detrás de un cristal. Cómprate una postal.

 

Bueno, eso es todo por hoy, mañana voy a pasar todo el día (mi cumpleaños por si alguno de vosotros pensaba olvidarse) fuera de casa, en un sitio que nunca imaginaríais. Pero os dejo hacer conjeturas y mañana resuelvo actualizando. Buenas y frías noches.